Los que rondamos los 20 y tantos años recordamos algunos juegos de nuestra infancia o adolescencia con bastante nostalgia. En mi caso, era muy aficionado a los simuladores de conducción, y uno de los juegos que siempre recordaré será el Need For Speed II. Me encantaba. Mi afición a los coches y al mundo del motor en general es, en una pequeña parte, debida a estos videojuegos. Pero, en el Need For Speed II había algo especial. Había un modelo de Ford que se grabó en mi retina a fuerza de deseo: el Ford GT90.
El Ford GT90 fue un prototipo de superdeportivo de Ford presentado en 1995 en el Salón del Automóvil de Detroit. Fue creado como sucesor del Ford GT40 y tenía un claro objetivo: desbancar al McLaren F1 del primer puesto como "superdeportivo de los '90".
Adelantado a su tiempo
Ford no escatimó ni un dólar en equipar al Ford GT90 con los más avanzado en tecnología de la época: aerodinámica activa, chasis de aluminio tipo "panel de abeja", fibra de carbono, etc...
Sus especificaciones eran tan magníficas como su diseño:
- Motor central 6.0 V12 de 48 válvulas
- 720 CV de potencia (4 turbos)
- Tracción trasera
- Velocidad máxima oficial: 379 km/h
- Velocidad máxima alcanzada: 409 km/h
- Aceleración 0-100 km/h: 3 segundos
Como curiosidad sobre el Ford GT90, tenía en común con el Jaguar XJ220 (otro icono de los '90 del que hablaremos) la suspensión y la transmisión.
Maravilla única y fugaz
Pero todo quedó en un sueño. Y es que Ford sólo fabricó 1 vehículo de este modelo, el cual fue exhibido por todo el mundo, enamorando y creando repulsión en unos u otros. Pero desde luego, no dejaba indiferente. Dicha unidad fue vendida a un particular en 2009 en una subasta, y se desconoce su paradero.
¿Qué llevo a Ford a descartar a este modelo? Hubo multitud de rumores (desde que simplemente era "demasiado feo" por su diseño basado en triángulos, hasta que el coste de fabricación era desorbitado) pero realmente nunca lo sabremos.
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